La sesión acuática se realiza estando sumergidos dentro del agua, a una temperatura aproximada de entre 31 y 33 grados, en una piscina SPA, lo cual induce a un profundo bienestar y una inmediata relajación mental por lo que podemos rápidamente acceder a niveles profundos e inconscientes.

Se amplía enormemente el abanico de movimientos posibles para que el cuerpo exprese y libere lo necesario, siendo apoyado y sostenido en el agua por dos terapeutas experimentados, todo lo cual permite efectos multiplicadores en los beneficios de la sesión, que trabaja muy rápido liberando y transformando las dificultades y tensiones que han quedado impresas en el cuerpo albergadas en los tejidos a niveles profundos.

Además el agua como elemento esencial, hace su propio trabajo tanto desde dentro como desde fuera del cuerpo: de transmisión de información, que limpia, nutre, sostiene, permite y facilita el fluido movimiento hacia la libertad.

Las sensaciones corporales a las que es posible acceder son una experiencia diferenciadora en sí misma y todo se dirige en última instancia a un mejor conocimiento de nosotros mismos aligerando las cargas y tensiones internas e inconscientes de manera sencilla y fluida.

Al finalizar la sesión se realiza un intercambio de impresiones informal con los terapeutas. La sesión se irá integrando y actuando con el paso de los días.

Es necesario reservar la sesión con un mínimo de 15 días de antelación. En estos momentos las sesiones acuáticas privadas se pueden realizar en Madrid capital o en Segovia (Grado del Pico).

La duración máxima de la sesión en el agua son 30 minutos. El tiempo total será mayor, al necesitar pasar por los vestuarios para prepararse, tanto previo como posterior a la sesión.

En la sesión online obviamente no sucede un contacto físico, y se potencia el aspecto meditativo y energético del proceso de la sesión, siendo posible tener sensaciones físicas y emocionales en consonancia con las dificultades y/o tensiones que se están abordando.

La duración de la sesión es variable, suelen ser entre 15 o 20 minutos, y en cualquier caso no más de media hora. La recomendación es estar tranquilo y cómodo, sentado o tumbado según la preferencia personal, durante el tiempo que dura la sesión. Incluso también disponer de un momento de tranquilidad al finalizar para integrar con calma.

Este formato permite la comodidad de no tener que desplazarse para acudir físicamente a la consulta, por lo que se puede adaptar a una gran variedad de situaciones, circunstancias y lugares. Es posible comunicarse durante la sesión, aunque no es necesario, y al finalizar la misma se realiza un breve compartir sobre lo vivido.